miércoles, 16 de diciembre de 2009

Coronita de luz!


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Coronita, que ilumina al resto en la oscuridad...
Poco definida en algunas zonas, pero en el fondo, al centro, nítida, y con conexiones. Blanca, pura y solita; iluminados cada uno de sus pétalos, e irradiando a las hojitas del lado...

A veces es necesario estar solo, abstraerse y mirar intro o retrospectivamente para terminar de conectarse con uno mismo. Como esta flor que tiene pseudoespinitas, todos podemos herir y perdonarnos, recuperar el equilibrio y el centro, alcanzar el blanco y la paz, aunque sea perdido en un sólo aspecto. Y eso, puedo decírselos, no tiene recompensa...
El estado de uno mismo es percibido por el ambiente y el de al lado. Por lo tanto, reestablecer el balance interno y esbozar hacia dónde vamos o qué es lo que queremos es necesario, no sólo por el bien propio, sino también por el bien común y comunitario.
Amo a quien amo, admiro y aprendo de la gente que me aporta...pero debo decir que la paso muy bien, igual, conmigo misma ;). Todo parte por quererse uno y, de pasadita, aprovechar los momentos de autoencuentro para escucharse y superarse.

No saben cómo me gustan, me encantan! mis momentos de soledad...

2 comentarios:

  1. Yo también he aprendido a disfrutar de mis momentos de soledad, sobre todo cuando estoy en mi casa en el campo en Curicó, pasear por la tarde acompañado del canto de los pájaros,los grillos, el sonido del riachuelo y el movimiento de las ramas de los sauces no tiene precio, sentir "planetas, plantaciones palpitantes, la sombra perforada, acribillada por flechas, fuego y flores, la noche arrolladora, el universo, y yo mínimo ser ebrio de gran vacío constelado...." (creo que esta es del testamento poético de NEruda)así me vuelo cuando camino en los atardeceres en el campo! (a veces me acompaña el Rocky mi perro regalón!)

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  2. Como dijo Fito Páez, "estar al lado del camino, vivir atormentado del sentido, tener que vérmelas con la resaca"...la resaca del camino, de uno mismo o del mundo.
    El que no siente y no se arriega, no cruza el río, y no aspira nunca a algo mejor.
    Vivir y abrirse a sentir completamente el ambiente, la gente y uno mismo, sin miedo equivocarse, sufrir o caer;
    eso, y sólo eso, es vivir...

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