sábado, 12 de diciembre de 2009

ANESTESIA


Absorbí cada lágrima,

una a una, por mis poros:
turbios ríos de tiempo ácido
que escurrieron como hiel.
Hoy no son más que agua
y cristales mis ojos
insertados en dos huecos
del cartón de mi piel.
Marcapaso artificial fuiste lento,
plácido y leve
hasta apagarte a desfallecer
pues el dolor fue tan grande
ante un trago tan fuerte
que no se contuvo
y se trasvasijó de mi cuerpo
suavemente,
como laguna de agua dulce.

Mi antigua estrella de puntas
rodó de mí como esfera...


Paty H.

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